martes, 5 de julio de 2011

los curiosos autobuses de Lima y sus peligros


El transporte aquí es una cosa loca de verdad. Todos los días me mareo, o lo que es lo mismo me dan ganas de vomitar dentro de los autobuses, cosa que jamás me había ocurrido en Madrid. Con eso os lo digo todo. Ya os podéis imaginar como son, pero por si acaso he puesto más abajo un video que he grabado y algunas imágenes, aunque lo que me dan ganas esde dedicarle al tema un albúm fotográfico entero...Digamos que hay tres tipos de autobuses, “los malos”, “los menos malos” y “los buenos”.
Los buenos se llaman “Metropolitano” tienen un solo recorrido con su propio carril que no profana nadie, y son iguales que los de Madrid. Pero son los otros, “los malos”  los que te llevan a todas partes. En "los malos"(camionetas reconvertidas en microbuses llamadas combis) hay un señor agarradito a la puerta que según se acerca a la parada saca el cuerpo y grita de viva voz los destinos por los que pasa, entonces según llega te tienes que subir al vuelo porque tienen siempre mucha prisa. Si el autobús en cuestión no es el tuyo ¡mejor que te quites de en medio! Porque se acercan peligrosamente a las aceras. Una vez dentro, en algún momento del recorrido, este señor te cobra 1 sol (0,25 céntimos de euro) o un poco más dependiendo del sitio al que vayas. Los autobuses y combis paran en los llamados  “Paraderos” (no usan la palabra "parada" como nosotros)que están básicamente por todos los sitios. 
Por supuesto, no hay ningún tipo de folleto con sus líneas y  los recorridos, o sabes dónde para cada uno o lo preguntas, pero si queréis que os diga la verdad, algo que nunca podréis hacer es confundiros y acabar en otro lugar, porque  el señor gritón de la puerta antes de entrar siempre te pregunta  a dónde vas y te avisa, si se lo pides, cuando llega tu parada. Eso me gusta, hay mucha gente aquí para ayudarte, pero la amabilidad de los peruanos merece otra entrada en el blog mucho más larga que esta. Las combis están tremendamente sucias y destartaladas por dentro y por fuera, y son peligrosas, pequeñas y están siempre atestadas de gente pero a mí me parecen encantadoras, son algo que te hace reconocer la ciudad tal y como es. Y buenos que queréis que os diga, a mí me parecen toda una atracción, porque además nunca sabes si vas a llegar vivo a tu destino. Los cláxones no paran de sonar, y en cada cruce impera el: “el que llegue más rápido pasa” a veces parece una competición entre conductores.
Pero si los seres humanos que vamos dentro  de los autobuses no estamos a salvo, para los peatones es mucho peor. No me llaméis exagerada si os digo que cada vez que cruzas una calle te juegas la maldita vida. Los pasos de cebra no sé si están de adorno o sólo para que en caso de accidente te den al menos una indemnización. Ningún conductor para, he estado más de diez minutos delante de un paso de cebra esperando a que esto ocurriera en grandes avenidas, muertecita de miedo y viendo como la gente cruzaba, con dos cojones, segundos antes de que los coches llegaran a su altura y podéis creerme que nadie paró.
Al final lo que hago es pegarme a algún  peruanos para cruzar que parece que controlan mejor  la velocidad a la que pueden o no ser atropellados Como dirían los franceses:
                                                            “¡quel bordel!”


        Puedes continuar la historia pinchado AQUÍ

2 comentarios: