Es “fácil” pasear por los suburbios mirando con un ojo a la pobreza y con otro a los escaparates. Esta incoherencia me hace daño, porque como incoherencia que es, no alcanzo a comprenderla. Sin embargo, una parte de mí intuye que hay algo sucio en esta manera de ver el mundo y de vivirlo. Siento que hay algo que ajustar en cada uno de nosotros.
Deseo acercarme a la realidad de la pobreza para actuar en ella, pero para eso me empeño en necesitar una cámara de 500 euros que la fotografíe, y lo peor de todo es que puedo tenerla. Eso me da poder. Los fotografiados nunca podrán gastar ese dinero en un una cámara de fotos, de hecho, probablemente no llegarán a desearla jamás, no mientras su prioridad sea sacar platita para comer. Esa es la gran brecha, unos miramos y otros padecen.
Asentamiento humano ladera de San Cristobal |
No soporto el ruido de la casa, la habitación es fría, necesito una lámpara, miró la ropa, los souvenirs… pero no tener nada de esto no impide que la vida esté ocurriendo en este mismo momento y que la pueda disfrutar sin todas estas cosas. Pero sin embargo las deseo porque puedo tenerlas, y mientras uno de mis ojos mira escaparates, el otro no quiere dejar de ver todo lo demás. Esto me divide porque creedme: no se puede pertenecer a estos dos mundos a la vez. Y yo sólo soy una mirona más que sabe muy bien a que parte no pertenece.
Barrio Rimac |
Thomas y Aurèlie |
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