Cristo de los Milagros, Lima
Recuerdo que un día monté en una couster atraida por su música que desde afuera parecia muy animada, y cual fue mi sorpresa al sentarme y darme cuenta de que el conductor había puesto una emisora que sólo hablaba de creer en tí y en tu obra...el viaje duró cuarenta y cinco minutos, imagina, toda la calle Arequipa, canción tras canción... yo me quise bajar, pero no pude, no puede porque en este país es imposible escapar de tu halo.
Y yo que pensaba que toda esa gente que se santiguaba en las combis, era porque tenían miedo de que ésta chocara, desde luego montar en una de ellas bien vale un Padre Nuestro, por si acaso... Pero no, todas esas personas santiguándose lo hacen cuando pasan delante de tus templos. Asi que un día, me senté en las escaleras de una iglesia y simplemente observé. La mayoría hizo el gesto, rápido casi sin mirar,automático, como quien aprieta el timbre de la casa en la que está por entrar. Y esa imágen se repite, ¡se repite en mi cabeza! ¿cuanto tiempo más debería quedarme aquí para que mi brazo ejecutara ese sencillo pero significativo movimiento?
Dios mio que debes estar en el cielo porque en Perú no te veo, ¿Puesde ver tú como eres la última y única esperanza de millones de personas en este país? ¿porqué no devuelves a la tierra el lugar que le pertence? que mal lo hicimos los españoles cuando te trajimos y que herencia tan difícil de desheredar. Robar el oro que se nos dió la gana e invadir territorios, fue un chiste al lado de la imposición de tu presencia. Pero la gente vive como si hubieras estado en ellos desde mucho tiempo atrás, como si siempre hubieras existido...
¿En realidad, cual es la diferencia de creer en ti o creer en los Apus de las montañas? los españoles acabamos lenta pero profundamente con la veneración a la tierra y a sus elementos, para dejar paso al culto de estampas llenas de sangre y lágrimas, a quienes pedimos milagros imposibles de cumplir. Tú estás presente, es verdad, pero lo otro, lo de antes, ya sabes, el sol, las montañas y el agua, tampoco se ha olvidado. De hecho, es extraño verte mezclado con algo tan puro como lo fueron las creencias religiosas de la cosmovisión andina y sin embargo, es demasiado tarde para separaros ya...
Eres el consuelo espíritual de este país y está bien, pues es evidente que tu figura ayuda a miles de personas. Y después de todo, aquello que queremos que exista, ¿no existe ya de alguna manera con sólo pensarlo? Cierto es que los beneficios de creer en tí nunca fueron para mí evidentes, perdona que cuestione tu existencia pero ¿acaso no sigue habiendo una pobreza terrible en Perú y un sinfín de desgracias más, las cuales veo con mis propios ojos cada día? Eres una idea extraña y llena de contradicciones que nunca he acabado de entender. Yo sigo pensando que seríamos más libres sin tu asxfisiante presencia, pero no es tan fácil. Contigo tenemos miedo, sin tí también. No eres la solución. Yo querría volver a creer en el alma del río, en el de las montañas, en la tierra y el sol. No más sangre, clavos, y lágrimas. La vida no es eso. La única solución a nosotros somos... nosotros.
Dios mio que debes estar en todos lados, porque dentro de mí no estás, que feo se ha vuelto el mundo que dicen que creastes...
Que grande nena!! Me ha encantado!
ResponderEliminarExcelente ah!!! muy buena jajajaj Dios no está en el Perú!!...ni dentro de nosotros...a ¿dónde se ha metido?
ResponderEliminarBuena reflexión, propia de la angustia y la crisis en que se vive en la Europa actual, y lo que asombra en Perú y América latina es esa fe, popular, que palpita, que se respira en el aire, en el aroma, en los colores, en la música y en las imágenes. Claro eso, es asfixiante, cuando se vuelve algo fanático.
ResponderEliminarSobre la pobreza, es un problema que parte de las malas decisiones de los malos gobernantes, de malas políticas y sus radiologías. Hay pobres de todo tipo, no solo el material, si no en lo espiritual como diría Madre Teresa, y es quizá las más terrible. Si solo se aprendiera a vivir según este adagio "Ama a tu prójimo como a ti mismo" el mundo sería un poquito mejor.
El sentido de la Cruz y sus clavos y su sangre chorreante en las Iglesias, es en cierto modo, un catolicismo basado en la teología del dolor y del sufrimiento, que muchos piensan que sado masoquismo, pero no es tanto así, se trata mas bien de comprender el por qué del sufrimiento humano en el mundo de los inocente, en el mundo no solo sufren los que se merecen castigos por el mal que hacen, si no sucede con los que nada hace. ¿Cómo sobre llevar este sufrimiento y dolor?. Los que creemos en Dios, en el flaco pelucon,y barbon, en el revolucionario del amor, en ese misterio, en sos milagros que suceden en las vidas de las personas, a los que muchos llaman energia, es mas que eso, un Dios que deja al hombre a su libertad para actuar, y en esa libertad hacer lo que es correcto a la conciencia. En fin, la religión, tiene sus valores, dice sus verdades, a veces queremos explicarlo todo, hay una famosa anécdota de San Agustín, del que quería entenderlo todo, estaba a la orilla del mar, viendo un niño que llevaba baldes de agua para llenar el pozo. El le preguntó que estaba haciendo. "quiero llenar el mar en este poso". Pero eso es imposible dijo, Agustin. " Es lo mismo lo que quieres saber de Dios y del universo". Y este niño, desaparecería del lugar. Bueno un comentario extenso. Perdona María, eres una buena persona y muy inteligente, y creo que tienes aires de Quijota...jajaja.
Que feo hemos convertido el mundo al alejarnos de Él, de su consejo y de su consuelo, construyendo mundos a nuestro antojo, a la manera como egoístamente queremos que sean las cosas.
ResponderEliminar"Dios mio que debes estar en el cielo porque en Perú no te veo". Pero lo sentiste María y eso te conmovió, lo sentiste cuando aquella humilde mujer te advirtió del peligro que significa pararte en aquel paradero, lo sentiste cuando esa joven desconocida te llevó a ese cerro alto que queda en San Juan de Lurigancho y se comportó contigo con mucha calidez. Y también en cada sonrisa amable de aquellas personas que sin saber siquiera tu apellido intentaron protegerte y animarte de algún modo. Ese amor cristiano que se coló en medio de los atropellos que sufrían los nativos sudamericanos, ese amor que no consiste en un sentimiento, sino en la simple certeza de que quien está al frente de uno, es alguien que podría necesitar tu apoyo o tu aliento, nada más, y entonces lo das sin pensarlo mucho.
Y ese cristianismo que implantaron algunos de tus compatriotas se alojó en los nobles corazones de esos nativos, y hasta se llegó a decir que "una india desnuda es más pura que una blanca vestida" (algo así). Y ese es mi Perú actualmente, con ese sincretismo que aborrezco debido a mi formación doctrinal y al marcado purismo del cual padezco.
Lamentablemente esas estampillas e imágenes llegan a convertirse en solo amuletos de buena suerte y se pierde su significado original, el cual consiste en hacernos recordar cuánto padeció Jesús para arrancarnos de la mano de su enemigo. Enemigo al cual solemos seguir de buena gana. Ahí cuando faltamos a nuestro deber, ahí cuando somos ingratos, ahí cuando lastimamos y luego no nos disculpamos. Ahí cuando dejamos que nos domine el "yoismo" (primero yo, segundo yo y tercero yo). Y ahí cuando nuestra preocupación más dramática del día, consiste en pensar en que no es posible que no tenga algo que ponerse que no hayan visto ya mis amigos, y "qué pensarán ellos? que no sé vestirme?" o "que no tengo dinero para comprarme más ropa?". La frivolidad María, mientras que otros muchos buscan sin dramas el sustento diario.
María, te pusieron el nombre de la madre del Salvador y sin embargo ya no crees en Él. Acaso las muchas letras y la teoría de la gran explosión te hicieron decidir que ya no existía? Sí, escribí a propósito "decidir" porque también fui ateo a muy temprana edad; y ahora que creo y que repaso en mi mente cómo es que dejé de creer, me doy cuenta que el ateísmo más que una convicción es una decisión. A partir de cierto momento decides declararte ateo y ya está.
María, que estuviste aquí en mi querido y desordenado país, viste muchos cuadros y estampillas llenas de clavos y sangre y no entiendes como es que eso pueda ayudar a alguien. Pero el dolor María es parte de la vida, los únicos seres humanos que no sienten dolor son lo que no terminaron el proceso de gestación en el vientre de su madre. Y nosotros, frágiles mortales, hemos pretendido evadir el dolor, pero, igual nos alcanza. El Señor nos enseña con sus clavos y sangre que, al dolor no se le debe huir, se le debe afrontar y hasta poder convertirlo en un gozo. Qué extraño te debe sonar todo esto María.
María eres delgada y alta, pero qué chiquita te debes haber sentido en este mundo llamado Perú, lleno de contradicciones abismales, y de una diversidad interminable y hasta aplastante.
María, te llevaste un pedacito de ese Dios que con sus humanas manos te tocó, te dejó una semillita que no sabes ni como regar. Ese Dios ya está en ti María, tocaya de Su mismísima Madre; y a lo mejor un día se manifestará y hará de ti una persona que retomó la fe con la cual fue criada.