domingo, 18 de marzo de 2012

Autobuses del Perú: "El Señor de los Milagros"

Este blog cuenta una historia, mi vida en Perú y lo que pasó después, puedes leer aquí desde el INICIO.

A veces me llegan imágenes y recuerdos de mi vida en Perú. Y algunos de ellos están siendo tan recurrentes que me parece que por su insistencia son dignos de ser mencionados en este blog. Este es el caso de un trayecto en autobús: Puno-Arequipa, que hice en mi último viaje, justo antes de volver a España y del que por cierto muy poco he hablado.
Y debéis perdonarme, porque ahora que la leo con atención, me he dado cuenta de que está introducción es profundamente inexacta de acuerdo a mis sentimientos actuales,  una verdadera mierda vacía que no se acerca ni de lejos al motivo que me empujó a empezar este  blog, y que se encuentra en cada una de las frases que en él escribo. Debo volver a comenzar.
Nos reíamos allá en la estación de autobuses de Puno, horas después de haber atravesado el lago Titicaca. Seguíamos juntos, después de mi enfermedad y poco antes de que la tuya hiciera su aparición y te llevaras la idea equivocada que tanto temía.
Porque después tú. Ya no quisiste volver.
Y ahora yo. Que soy capaz de amar un lugar tanto como a una persona.
Estábamos sentados en el terrapuerto a punto de empezar sin saberlo, el que se convertiría en el trayecto más pintoresco y surrealista de nuestro viaje. Habíamos elegido una compañía de autobuses llamada El señor de los milagros para llegar hasta "la Ciudad Blanca" de Arequipa dónde esperábamos el sol. No recuerdo bien porqué elegimos esa y no otra empresa. No me importaba el dinero, quería lo más cómodo y seguro, algo con televisión, comida y manta. El viaje  duraría cinco horas.

Porqué monté en un autobús llamado: El señor de los milagros es algo que todavía no entiendo.
"Ya estámos dentro, los mejores asientos de la parte de abajo, grandes, sucios y morados y una pequeña pantalla rota dónde se repiten las escenas más bizarras de una serie televisiva dónde  se ridiculiza de una forma soez la figura del andino. El ruido que sale por los altavoces es demasiado alto para mis ansias de viaje tranquilo.  La lluvia y el frío de Puno . La sorpresa del final, el dinero. No saber si aquello estaba bien o mal. Para poder dormirme en mis emociones necesitaba el silencio, objeto precios y escaso en Perú.
La puerta estaba cerrada, y no había  forma de llegar al conductor para decirle que bajara el volumen. Asi que simplemente desenrollé mi pañuelo del cuello y lo metí bien dentro en el altavoz que estaba sobre mi cabeza. No suelo romper las cosas que no me gustan, pero esta vez ocurrió.

"Miró a la gente. Nadie dice nada, pero siguen mirando embobados esa serie ahora muda que les caricaturiza."
El autobús tardó tres horas en salir de la ciudad porque para nuestro asombro, paraba en cada esquina  a recoger  a gente que con su billete en la mano  se abalanzaban al interior a empujones. El objetivo de la empresa El señor de los milagros era claro: partir con el autobús lleno y ganar todo el dinero posible en ese trayecto. Algunas personas nerviosas por la tardanza comenzaron a aporrera ventanas y puertas. "¡Vamos, quiero salir ya de aquí" "qué vergüenza" gritaban, como si el conductor pudiera oirles, como si a alguien le importara sus quejas. La ciudad de Juliaca me daba miedo, yo miraba a través de la ventana el caos más absoluto de su vivir cotidiano y como en la peor de mis pesadillas deseaba salir de allí rapidamente.
Y dime  que podía saber yo en esos momentos, atrapada en aquel curioso lugar, de lo que sentiría el 27 de diciembre por la mañana, el 18 de enero por la tarde, el mediodía del 7 de marzo. Qué podía haber sabido allí  de esto que ahora siento. Y cuánto me importará esta realidad en la que vivo, la tarde del 8 de junio, el 10 de agosto al amanecer y el 30 de noviembre mientras duermo…

“Aunque el futuro este aún por llegar, ya está creando fantasmas que nos acosan” Yo leía ese libro cuando conseguía despertar de mi letargo.

Y después, ¿qué pensaba yo? y dime ¿tú que hacías? ¿y en qué espacio del mundo te encontrabas? en que lugar la imagen de mí en tu cabeza... ni siquiera alcanzo a recordar si te pensé o estaba demasiada ocupada culpabilizándome por algo que ni siquiera había llegado a hacer. ¿Quieres saber cuales son los sinónimos de culpa? delito, falta, pecado, infracción, error, desliz, incumplimiento, omisión, yerro, fallo, tropiezo. Quizás tú también hayas caído en alguno...

En la siguiente parada un hombré  entró a vender libros,¿por qué le abrieron la puerta? Subió directo al segundo piso. Le escuchábamos y reíamos, y rezabamos para que no viniera a molestar nuestro sueño. La puerta  de nuestro compartimento estaba cerrada. Y ahora me has dejado entrar otra vez. Yo espero porque soy paciente. No tenía prisa por llegar. No tengo prisa por llegar. Desear las cosas que no son para ti, pretender que sean tuyas cuando no te toca tenerlas... no está bien.

"De todas formas. Vuelve a parar el autobús, porque ¿sabeis? no hay baño aquí dentro, pero sí personas queriendo ir a él. La gente sale a mear y a comprar, quizás a respirar y de pronto suben cuatro seres humanos más que antes no estaban.  Entraban en dónde estabamos y te intentaban vender cualquier cosa. En Perú siempre intentan venderte cualquier cosa: chifles, mazamorra, gelatina, caramelos...  "Alguien con una bolsa de chicharrones se sienta  justo a nuestro lado  y todo el autobús se llena de olores y llanto de bebé. Sigo asombrada de que esto continúe.

El tiempo pasaba un poco como ahora, ya sabes, sin ser conscientes. Te miraba, tenía miedo que te indignaras por algo que a mí me asombraba. Estaba en ese punto de no enjuciamento. Aquel despróposito no era buena ni malo, más bien circunstancial y yo quería demasiado ese lugar como para enfadarme con él, asi que me reía con escepticismo y observaba.  "Nunca más montaré en un autobús de esta empresa, me han engañado" pensaba, como si tuviera la certeza de que iba a volver y a tener otra vez la oportunidad de elegir. La oportunidad de tenerte, otra vez elegir. Como si te tuviera, pienso. Porqué siempre hay un sentir precedido por otro en el lugar en el que me encuentro. Es una tribulación inagotable, y del todo inconveniente la postura en la que estoy.

Aunque en realidad lo que yo quería deciros aquí es que si quereis llegar puntuales, no escojáis El señor de los Milagros para viajar por Perú, a menos que tengáis muchas cosas en las que pensar o que "tú" vengas conmigo.



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2 comentarios:

  1. Todo un retiro espiritual y un experimento sociológico el Señor de los Milagros...

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  2. Un gusto haberte tenido en Perú.
    Soy de allá, también comunicadora.
    Un abrazo,

    B.

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