sábado, 28 de julio de 2012

Salir del camino

Este blog cuenta una historia, mi vida en Perú y lo que pasó después, puedes leerla toda desde el INICIO.

Hace dos semanas  iba montada en la bici recorriendo una parte de Madrid Río. Era temprano pero ya había muchos ciclistas enfundados en las más sofisiticadas prendas deportivas, y con la expresión convencida, de que hacerlo tenía algún proposito en sus vidas.
Yo la verdad es que no sabía muy bien a dónde íbamos aquellas personas un domingo a las nueve y media de la mañana, pero por un momento me  pareció que todos conocíamos la dirección. Que la gente crea saber cual es la ruta que debe seguir en estos tiempos que corren, aunque sea un domingo por la mañana, y subidos en una bicicleta,  me llenó por unos momentos de alegría.

Definitivamente está muy bien que nos hayan puesto un carril bici  tan largo y hermoso en Madrid. Estoy contenta de no tener que decidir por una vez en mi vida, cual es el camino más seguro y fácil hacia el que debo dirigir mis pasos.
Me sentía tranquila pedaleándo por la calzada roja, avanzándo todo lo velozmente que la fuerza de mis piernas me permitían y sabiéndo que nada podía pasarme yendo por el camino correcto. Es  amable la vida cuando te señalan por dónde debes ir.

Querría haber tenido mi cámara para fotografiar lo que veía.  Esa alegre despreocupación no aparece muy a menudo en las noticias. Pero es tan real como todo lo demás: la prima de riesgo, los recortes, el desempleo, los incendios, los crímenes y toda esa  miseria típica de la especie humana.
Recordé que el año pasado tenía la mano pegada literalmente al botón de mi cámara de fotos en el transcurrir de mis días en Perú. Desde que volví no la he cogido mucho, pero he pensado a menudo en la cantidad de cosas que merecían la pena ser fotografiadas también aquí. Y ahora que he decidido por fin llevar a cabo mi proyecto de no hacer "nada" es el momento perfecto para volver a cogerla.

Estaba emocionada pensando en que la vida no estaba tan mal si todavía podía  tener una bicicleta y la libertad suficiente para poder  montar en ella cuando quisiera. Sorprendida por los pescadores que tiraban su caña en el maloliente Manzanares y despreocupada por que sería lo "siguiente". Y Entonces sin darme cuenta, dejé de ver el carril bici. 

Como en la vida, ya sabeis...
A veces ocurre que el camino que debías seguir, de pronto desaparece.

Pero continué hacía adelante,
¿que podía  hacer si no?
Volver atrás hubiera sido recorrer el mismo camino dos veces seguidas,
¿y quien puede asegurarnos que dando marchas atrás encontremos la dirección correcta?

Sí, me había salido del lugar por el que debía marchar.
Tan bonito, con sus árboles y columpios de diseño,
tan ideal y dentro de la norma,
tan aparentemente seguro, en definitiva.

Perdí el equilibrio varias veces, pero suelo estar extremadamente atenta en lugares que no conozco, asi que me mantuve erguida  pensando cuan  hostil cuando puede ser el mundo cuando te sales de la vereda, y qué desasosegante la sensación de no saber bien a dónde vas.

Pero que liberador saber que hay otros caminos más salvajes por los que puedes sobrevivir. Que revelador ver que no andas solos por ellos.

Y cuando por fin encontré de nuevo el carril por el que debía ir, pensé en cuántos caminos más "inapropiados" me quedaban por recorrer en mi vida: Tantos como metros cuadrados tiene el mundo en el que nací.
Al fin de semana siguiente cogí la bici de nuevo y también la cámara. Hacer fotos es una buena cosa que hacer cuando no tienes nada que hacer.
Esta vez recorrí un camino conocido y sin embargo... me caí...









"Pocos entre los seres humanos son los que cruzan a la otra orilla. La mayoría solamente suben y bajan por la misma orilla"

                       Dhammapada





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1 comentario:

  1. Una preciosa metáfora de la vida, aunque siento lo del sustito. Todavía me sigue perturbando la imagen del Isla Azul al lado del cementerio o_o
    Besos y cuídate princesa...

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