Me gusta ver a las mamás en los autobuses con sus bebés dormiditos en los brazos, con ese color de piel que me encanta y me recuerda a mis niños de España. Mirándolos entiendo menos si cabe el racismo que existe en el mundo, es inexplicable, imbécil, estúpido, mediocre y triste creerte mejor que los demás por cualquier motivo. Muy lamentable, algo contra lo que definitivamente hay que luchar y no callarse, sobre todo nunca callarse cuando veamos actitudes racistas u oigamos comentarios de esa naturaleza. Todos tenemos una responsabilidad hacía todos. Vivir en diferentes países y tener la posibilidad gracias a mi trabajo de haber conocido, y haber intimado con personas de culturas diferentes a la mía, ha hecho que definitivamente sienta que no hay separación entre unos y otros. Lo significativo es que es, precisamente viendo las diferencias culturales entre países, cuándo más siento esto. Voy andando por las calles de Lima y veo un pasacalle con gente vestida con los trajes típicos, con máscaras, haciendo sus danzas y entonces lo veo con una claridad, a veces aterradora: Todos somos iguales, por no decir la misma cosa, y mucha gente en el mundo todavía no se ha dado cuenta.
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Pasacalles infantil en el centro |
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Pasacalles infantil en el Centro de Lima |
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